domingo, 8 de junio de 2008

Mil muertes.







¿Qué es el suplicio? La Enciclopedia Francesa define el término y a la definición añade que "es un fenómeno inexplicable lo amplio de la imaginación de los hombres en cuestión de barbarie y de crueldad." En las primeras páginas de Vigilar y Castigar, Foucault replica a esto: "Inexplicable, quizá, pero no irregular ni salvaje, ciertamente. El suplicio es una técnica y no debe asimilarse a lo extremado de un furor sin ley." Es necesario clasificar las cosas, el tiempo lo exige: la guillotina marca el grado cero del suplicio; el descuartizamiento es el infinito.

Esas primeras páginas recogen referencias de la ejecución de Robert Damiens, condenado a muerte por haber tratado de asesinar a Luis XV. "Damiens fue condenado, el 2 de marzo de 1757, a "pública re­tractación ante la puerta principal de la Iglesia de París", adon­de debía ser "llevado y conducido en una carreta, desnudo, en camisa, con un hacha de cera encendida de dos libras de peso en la mano"; después, "en dicha carreta, a la plaza de Grève, y sobre un cadalso que allí habrá sido levantado [deberán serle] atenaceadas las tetillas, brazos, muslos y pantorrillas, y su mano derecha, asido en ésta el cuchillo con que cometió dicho parrici­dio, quemada con fuego de azufre, y sobre las partes atenaceadas se le verterá plomo derretido, aceite hirviendo, pez resina ardien­te, cera y azufre fundidos juntamente, y a continuación, su cuerpo estirado y desmembrado por cuatro caballos y sus miembros y tron­co consumidos en el fuego, reducidos a cenizas y sus cenizas arro­jadas al viento"."
La cosa, sin embargo, no salió tan bien como se esperaba; después de serle arrancados con tenazas los trozos de carne que la sentencia decía, se inició el descuartizamiento. Y como no pudieran cumplir su cometido cuatro caballos tirando cada uno de un miembro, añadieron dos más. No hubo manera. Rendido a la evidencia, el verdugo propuso ayudar a los animales cortando los miembros por las articulaciones. Esto era una alteración. Se insistió aún, pero sin resultado.

Foucault dice que, aunque la función del suplicio sea la de purgar el delito, no se da una reconciliación, no se vuelve al momento cero. La Historia ha de tenerse en cuenta, no se concibe la posibilidad de suprimirla. El suplicio evoca el delito. El cuchillito cubierto de azufre en la mano del culpable es un símbolo. "La justicia hace repetir el crimen por los suplicios, publicándolo en su verdad." La ejecución es el crimen mismo hecho castigo. "El suplicio no reestablecía la justicia; reactivaba el poder". Sobre todo, el suplicio es la manifestación de una "potencia"; la manifestación de un poder que castiga.

"Después de dos o tres tentativas, el verdugo Samson y el que lo había atenaceado sacaron cada uno un cuchillo de la bolsa y cor­taron los muslos por su unión con el tronco del cuerpo. Los cua­tro caballos, tirando con todas sus fuerzas, se llevaron tras ellos los muslos, a saber: primero el del lado derecho, el otro después; luego se hizo lo mismo con los brazos y en el sitio de los hombros y axilas y en las cuatro partes. Fue preciso cortar las carnes hasta casi el hueso; los caballos, tirando con todas sus fuerzas, se lleva­ron el brazo derecho primero, y el otro después."Una vez retiradas estas cuatro partes, los confesores bajaron para hablarle; pero su verdugo les dijo que había muerto, aunque la verdad era que yo veía al hombre agitarse, y la mandíbula infe­rior subir y bajar como si hablara. Uno de los oficiales dijo inclu­so poco después que cuando levantaron el tronco del cuerpo para arrojarlo a la hoguera, estaba aún vivo. "

Foucault observa: "La muerte-suplicio es el arte de retener la vida en el dolor, subdividiéndola en mil muertes..." No es, pues, una venganza.
Pero el poder que castiga se ha mostrado ya dubitativo y vulnerable. Su momento está pasando. La guillotina, el grado cero del suplicio espera su turno.









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